lunes, 26 de noviembre de 2018

ES QUE TU CUERPO...

Ayer fue un día diferente, levemente distinto, porque aunque no era grave, mi viejo se había levantado con palpitaciones y un dolor muy fuerte en el pecho. Justo estaba soñando con él cuando me despertó un mensaje de mi hermana que decía que estaban en el hospital. "Me decía que se moría", agregaba. Imposible sacar esas palabras de mi cabeza. Estuve toda la tarde pensando en él. A las 21 tenía anotado "cine" en la agenda, "EL SILENCIO ES UN CUERPO QUE CAE", Centro Cultural Islas Malvinas. La noche también estaba rara. Mucho calor, la gente en la calle, el cumpleaños de La Plata. La película cuenta la historia de Jaime, desde su juventud hasta el último día, sin pretensiones de totalidad. Al contrario, con baches, pausas, retazos. También habla del deseo: el deseo de estar con alguien, de tener un hijo, de filmar cada momento de manera obsesiva. A partir de ese retrato específico, el de Jaime, se reconstruyen las morales de una época respecto de la libertad sexual. Pero esta relación es tan sutil que por momentos se torna casi imperceptible. En ese sentido, no es obvia ni pedagógica. A diferencia de otros documentales, la dimensión política no está dada tanto por la voz en off ni por los testimonios sino por el montaje de los videos y las fotos. No pude evitar sentirme interpelada por esas filmaciones caseras que llevaban fecha y hora en el margen inferior, en letras grises. Yo también tengo mi vida filmada. Siempre digo que mi infancia hasta 1997  parece un reality show. El día que se divorciaron mis viejos, se apagó la cámara. Mi padre, aficionado de cualquier nueva tecnología, supo deslumbrarse por la fotografía y las filmadoras, e intentaba siempre estar lo más actualizado que su bolsillo le permitía. Nunca había pensado en el carácter poético o en la belleza de algunas de esas cintas. Por momentos, "El silencio es un cuerpo que cae" es un poema. Y no digo eso para bajarle el precio, incluso puede prescindir de la palabra, como cuando los dos jóvenes bailan entre las luces. Es una película sobre la belleza de los cuerpos, sobre los puntos ciegos de cualquier historia (personal, política, social), sobre la identidad, sobre el amor. Mi viejo me contó, cuando era chica, que tenía un amigo (Billy) que le gustaba comprar jaulas y colgarlas en su casa. A todas las ponía un papel adentro que decía lo mismo: "esto no es una jaula, es un pájaro en libertad". Creo que con esa historia, que nunca pude comprobar (siempre tenía la sensación de que me mentía o exageraba por demás), me enseñó qué era ser libre. "Ser libre es no estar encerrado en una jaula", como dice el nene de la última escena. El contraste entre los relatos (las marcas en los cuerpos, las caras ausentes, las pantallas en blanco) y esa frase, dicha con tanta naturalidad por el niño, tal vez signifique que las jaulas del pasado van a dejar de existir para siempre y en su lugar solo va a haber pájaros volando. Esta película expresa la confianza en que va a ser así. 

jueves, 13 de septiembre de 2018

cigarrillos

Tres de la mañana

estuve parada en la esquina de 11 y 44
como media hora
fumando un cigarrillo
mientras miraba cómo
te ibas alejando, de a poco


Once de la noche

la verdad
es que fumé ese pucho en la puerta de casa
para no llorar


Mediodía

voy a prenderme otro
ya está
soy la actriz de la película que acabo de ver
te voy a blanquear ahora mismo
todas las emociones que tenía guardadas

Dos de la tarde

éste
es el último


Veinte de octubre

bueno
uno más
solamente uno
lo juro


Ayer

y yo qué sabía que íbamos a cruzarnos
de casualidad
en la calle

sábado, 26 de mayo de 2018

Aldo y los trillizos

En inglés nos hicieron jugar a un juego (sí, era un juego) que consistía en inventar un personaje y una historia pero siguiendo las indicaciones de unas tarjetas elegidas al azar. "stay-at-home-parent", por ejemplo, que significa "amx de casa" o algo así. Mi personaje se llamaba Aldo, tenía tres bebés recién nacidos y su esposa había muerto en un accidente de auto mientras él manejaba ("bad driver"). Ella era rica y por eso Aldo cobraba un seguro de vida que le alcanzaba para vivir y costear los gastos de los trillizos. Pero odiaba su vida. Además cuidaba a los bebés de los vecinos porque una de las tarjetas decía que era una persona que siempre decía yes a todo. Resulta que Aldo estaba escribiendo un guion que sería después una película sobre su trágica vida. 
El problema fue cuando plantee la idea de que Aldo abandonara a los bebés. ¿Cómo se me podía ocurrir una cosa así? Es que si no tienen un poco de oscuridad los personajes, no sirven, son como cualquiera de nosotros. Tengo una idea medio romántica de la literatura... demasiado Pink Floyd durante mi adolescencia... mucho Pizarnik ¿Por qué nadie te suministra esas dosis cuando sos pibx? Demasiado punk, demasiado Lautreamont. Hasta me reivindicaba anarquista. Y ojalá salte todo por los aires, pronto. Porque un poco de toda esa oscuridad fingida e ingenua todavía pervive en mí.

lunes, 23 de abril de 2018

El retorno / Robin Myers

Ésta es la calle donde naciste.
Ésta es la llave que perdiste en la nieve,
y éste es el abrigo que usaste para buscarla.
Ésta es la manera en la que se ve el cielo desde un avión la mañana
que te fuiste de casa. Éste es el lugar que pensabas nunca abandonar.
Éste es el sándwich que comiste en la escalinata de la iglesia,
las migas que lanzaste a las palomas. Ésta es la funda de almohada
que tu cabello delinea. Éste es el verano.
Éste es el continente que cruzaste,
la carta que metiste a la lavadora por accidente,
el cuchillo de cocina que salpicaste de sangre cuando a solas
cortabas una cebolla.
Éste es el asombro al reconocer a un amigo por su tos
desde la otra habitación. Esto, a pesar de que estés dormido,
es un ratón bajo el piso de madera y la luz
que se esparce por las rendijas, y éstas son las sombras
sobre la columna de una espalda que se gira.
Esto es casi lo que quieres decir.
Esto es alguien que toca Brahms bajo las escaleras,
el vaso de agua que tiembla sobre el piano, el derrame.
Esto es ira, clases de manejo, un año en tu vida;
ésta es la parada de autobús, las sábanas, la onda de calor;
éstos son los fuegos artificiales que viste desde lejos,
que mudos se abrieron como flores en una colina oscura.
Esto es la manera en que observas a la gente en el tren
y la extrañas. Esto es la fe que pones en el nudo de la cuerda
que estás escalando, y estos son tus dedos, calientes
y despellejados. Esto no es una excusa. Esto
es el océano dentro de una concha. Esto es el océano.
Esto es, al parecer, a lo que hemos llegado.
Esto eres tú, si regresas.
Esto eres tú si no regresas.

domingo, 8 de abril de 2018




¿Estuve tomando siempre decisiones con mi cabeza? Renata dice que hay que escribir porque pueden robarnos el cerebro. En ese caso, no podría hacer absolutamente nada, creo. No sólo porque ahora trabajo de vender mis pensamientos al Estado sino porque pocas veces (y con poco éxito) me guiaron la intuición, los sentimientos, la emoción. Y eso que me crié en una cultura que privilegia bastante los sentimientos, dejarse llevar, fluir, soltar... Mis pensamientos son una voz que no se apaga nunca. Probé de todo. Diferentes deportes, sexo intenso, drogas, pastillas para dormir. No se van. Mi computadora es un desprendimiento de mi cabeza. Tal vez llegue un momento en que nos roben partes del cerebro o información que ahí guardamos. Me deja bastante intranquila este planteo de mi amiga, que no me importa cuán base científica o fáctica tenga, siempre me apasionó la ciencia ficción. Mi mejor manera de sentir o ser feliz (si es que son lo mismo) es con la mente. Actividades favoritas: leer, hablar durante las películas, hablar de temas variados, tomar clases de temas variados, escribir, dormir (siempre recuerdo mis sueños), recordar qué soñé, anotarlo, contárselo a alguien, escuchar sus sueños o pesadillas. Nunca me arrebato, soy cautelosa, edifico lentamente y de a partes, en silencio, no me gustan los exabruptos ni las sorpresas. Mi problema es el control. Perderlo es como tener la computadora tildada, que se salga el volante de la bicicleta, quedarme encerrada en un ascensor. Mi corazón se lo regalo al primero que pase. Ni siquiera me gusta la palabra 'corazón' o 'sentimientos' (la palabra 'alma' es peor). Ni siquiera estoy convencida de que sean diferentes puertas como en la imagen robada de internet. Ahora que lo busco en Google hay animales sin corazón y hay animales sin cerebro. El tema es la sangre. El sistema nervioso. Tal vez me toque de por vida estar parada ahí en el medio buscando la mejor forma de convivir con el resto, para no racionalizar todo, para ser un poco yo, no enojarme frente a frases como "sos muy racional", "deberías agotar tu cuerpo así descansa mejor", "pensás demasiado".  Una vez me acuerdo en una sobremesa con amigos de mi novio y sus parejas que me preguntaron qué me parecía la compra de animales de raza, habiendo tantas mascotas abandonas en la calle y respondí que no sentía nada. Nada de nada. La novia de uno de los chicos que era estudiante de psicología o algo así quiso analizar mi frase y deducir de ella que yo no sentía directamente nada, que qué curiosa elección de palabras. A veces digo cosas por el estilo... porque me gusta pelear. Mi mamá me había apodado "Contrera". Contra todo, contra mí misma.

miércoles, 21 de marzo de 2018

A veces tengo ganas de bardear

A veces tengo ganas de bardear a los demás, escribir un estado de facebook donde diga todo lo que me molesta de las personas, pero creo que su percepción sobre mí cambiaría mucho y me arrepentiría por siempre porque después de todo, nadie quiere que lo odien o lo rechacen. Diría que me parece excesivo que compartir la vida en redes sociales o directamente borraría a varixs porque me agota ver fotos de caras todo el día. A otrxs les sugeriría que estudien o hagan algo importante, trascendente, no estar diciendole a los seguidores qué comieron o qué cocinaron. Basta de platos de comida. Y lo peor de todo es que está lleno de fingidores. Yo también soy una fingidora. Fingimos ser amantes de cosas que no existen en nuestros universos, ni siquiera en fragmentos, o fingimos ser solidarios y honestos, fingimos ser políticamente correctos. Otros nos hacemos los artistas, pero bueno... Esos siempre existieron. Están los que se obsesionan con algo y le dan y le dan y le dan: con los perros de la calle, la política, el nuevo deporte que están practicando. Están los Che Guevara de escritorio. No sé quién de todxs me molesta más. En el fondo, este resentimiento manifiesta lo peor de mí: un miedo incontrolable por terminar siendo irrelevante en esa marea informativa o, lo que sería todavía más grave, fatalmente igual al resto.

sábado, 17 de marzo de 2018

Guarulhos

nuestra relación
podría tener la forma de este aeropuerto
gigante
Guarulhos a las diez de la noche
sus recovecos
y escaleras larguísimas que no te llevan
a ningún lado
nunca creíste que ibas a festejar tanto
el paso del tiempo
o hablar con la gente en otro idioma
uno que creías que ibas a entender
por la cercanía con el tuyo
hay palabras que se escriben
exactamente igual
sobremesa
para ellos significa postre
y para mí
quedarse hablando de cualquier tema
hasta cualquier hora
mientras una mujer cansada lava los platos
mientras piensa que a las once de la mañana
en la isla
el clima va a estar despejado

domingo, 11 de febrero de 2018

La nostalgia ya fue

Hace unas semanas entraron a robar en mi casa y se llevaron (entre otras pocas cosas) mi computadora. Tenía en un pen drive algunos artículos y capítulos de mi tesis por los que, en efecto, no tuve que lamentarme. Pero perdí un registro fotográfico bastante extenso que no había copiado ni transportado a ningún otro lado y con él, una tentación en la que suelo caer seguido: la nostalgia. ¿Por qué hice copia de la tesis y de unos textos académicos aburridos que solo me garantizan, en el mejor de los casos, éxito y dinero, y no de mis fotos, las fotos de mis amigas, de mi novio, mi familia entera, el mejor y más contundente manifiesto del amor que hubo y hay en mi vida? Mis fotos... donde puedo ver cómo era y compararme, recordar personas que ya no están como mi abuela o mis mascotas. Tardes enteras de días como este, sentada frente a la computadora mirándonos, nuestros viajes, dándonos besos y haciendo selfies de nuestro amor. ¿Ahora qué hago? ¿Cómo reconstruyo visualmente ese amor originario que nos teníamos, que gracias a ese ejercicio que prueba su existencia sigo, en parte, con vos? Los ladrones nos sacan las pertenencias, los objetos materiales, pero es inevitable (y me sorprende cómo no lo sabía antes) que con ellos no se arrastre también nuestra experiencia. ¿Tengo que dejar ir al pasado y empezar a fotografiar lo que viene? Y entonces, ¿qué viene? El futuro. Siempre viene el futuro. Aunque no sepa qué mierda significa eso, ya era hora de abandonar la nostalgia.

sábado, 10 de febrero de 2018

si te rompés los dientes


dicen que los dientes representan la confianza en uno mismo y que
si soñás que perdés los dientes significa inseguridad o autoestima baja
pero qué pasa si te rompés las dos paletas en la vida real
sobre eso nadie me advirtió, ¡cuidá tu dentadura!          
ni las publicidades ni los libros lo decían
entonces me tiré con mi bicicleta nueva, tres veces más grande que mi cuerpo
por una rampa que no parecía peligrosa (como todo lo verdaderamente peligroso)
me tambaleé un poco, dí un par de giros
desconociendo mis propios movimientos
igualita a un títere que alguien mueve desde más arriba
aplasté mis brazos y mis piernas contra el asfalto
y me convertí en un ser miedoso y dependiente
que no puede hacer nada por su cuenta, que necesita siempre la aprobación ajena
y se victimiza cuando quiere afecto o pedir un favor

por suerte el accidente justifica mi comportamiento

martes, 6 de febrero de 2018

Traducción libre de "I get ideas"

 I get ideas / Me hago la cabeza

Cuando bailamos
y estás peligrosamente cerca mío
me hago hago la cabeza
me hago la cabeza
siento ganas de tenerte más cerca
de lo que me animo
me dan ganas de sermonearte
me importás más de lo que imagino
y cuando me tocás
y hay fuego en cada dedo de tu mano
me hago la cabeza
sí, me hago la cabeza
nos damos un beso de despedida
pero no te vas
me parece que vos también
te haces la cabeza conmigo

Parece que tus ojos hablan por vos
dicen las cosas que nunca me vas a decir
(¿nunca?)
ojalá me digan que vos
también me querés
eso es todo lo que tengo en la cabeza
una idea hermosa
que te quiero y ya


domingo, 4 de febrero de 2018

Remedios caseros para curar la paranoia



infusión con sabor a árboles
rallar nueve limones y comer tres ajos
antes de irse a dormir
(la foto de la mujer con pelo oscuro larguísimo
y mordiéndose los nudillos, no me ayuda)
espárragos secos, miel tibia
vinagre de manzana
una lamparita con forma de pájaro
que las madres ponen en las habitaciones de sus bebés
nada de cigarrillos ni de alcohol
cortinas en la ventana
invisibilidad, dicen que esa es la clave
no dirigirme a mis emociones
(o patologías o enfermedades mentales)
como si fuesen personas
no más teorías conspirativas sobre el origen de la luna
ninguna visión acerca del futuro
y menos que menos del pasado
no más conversaciones telefónicas de dos horas y media
ni preguntarte si crees en el amor
para toda la vida

¿qué hago?, ¿la magia negra funcionará?

Paranoia es un nombre femenino
ya sé, debería inventarle una biografía