sábado, 6 de septiembre de 2014

Cosas que te pasan si estás vivo

Ayer hice un pre examen para que la teacher Yemina me diga si estoy o no estoy ready para rendir un examen internacional carísimo de inglés. Me dijo you have a great level, pero el examen tiene muchos trucos y se rinde en minutos acotados. La historia de mi vida es rendir exámenes, pensé. Cómo no voy a poder. Yo. Que llevo más de media vida rindiendo exámenes. La primaria la hice en un colegio religioso exigente en el que nos obligaban a rezar, a saber de teología y nos hacían un dictado por día con palabras tramposas que teníamos que escribir sin faltas de ortografía. Cada palabra valía un punto. Terminé la secundaria en un colegio con orientación en Economía y Gestión de las organizaciones. Nunca entendí qué organizaciones pero aunque no me gustaba me convertí en la mejor estudiante de mi año. Incluso recibí una medalla y un diploma. Los últimos tres años del secundario competí en olimpiadas distintas: economía, matemática, contabilidad y teoría de las organizaciones. Tampoco entendía bien de qué organizaciones se trataba pero salí segunda dos veces, una tercera y otra cuarta.  Igual me dediqué a las Letras. Apenas terminé el colegio entré a la facultad. Éste es el sexto año que curso materias y rindo finales. No hice otra cosa de mi vida. No me tomé un año sabático, no me fui de molichera a recorrer el mundo, no tuve depresión ni incertidumbre. Estudié. A veces más a veces menos, a veces poco, a veces mucho, a veces me iba "muy bien", otras sólo "bien". Y ahora tengo cuatro meses para preparar  my test of english. Y me doy cuenta que quizás sólo nací para eso: estudiar-rendir-estudiar-rendir. Y después de éste examen vendrá otro y otro y otro y otro. Y la teacher me mira con cara de you are not going to make it y yo pienso que no sabe con quien está hablando. 
Ayer soñé que iba a rendir Griego y cuando empezaba a hablar y exponía mi tema sobre Antígona y el derecho de familia y Estado me decían que eso no tenía nada que ver con la literatura. Yo gritaba I can explain it y muchas personas empezaban a gritar también y no podía hablar. Me iba llorando porque entendía que había desaprobado. Y nunca desaprobé. Pero después me enteraba que me habían puesto ausente en la mesa de examen. Afuera de la facultad era el fin del mundo. Venía una ola gigante que tapaba todo y nadie iba a poder sobrevivir. Ese pensamiento me atormenta muchas veces porque si de verdad el mundo se terminara hoy o mañana, yo habría pasado toda mi vida, triste, estudiando y eso no es motivo para recordar a nadie. 

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