martes, 24 de febrero de 2015

2

noche de truenos y virtudes
puedo estudiar
puedo tener miedo
puede terminar el verano
puedo ser fuerte
voy a ser fuerte
puedo admitir que pierdo el eje
puedo encontrar solución
puedo tener suerte
voy a tener suerte
te dije voy a extrañarte
¿puedo decirlo dos veces?

lunes, 23 de febrero de 2015

1

tres remeras grises
cuatro libros en un bolso
alguien construyó
400 kilómetros de ruta y mi casa
alguien cocinó la comida y la sirvió
otro chocó un auto
entre las siete y las ocho de la mañana
alguien te extraña

viernes, 20 de febrero de 2015


Sí, siempre es el mismo día, no puedo hacer nada yo tampoco, Bill. ¿Aceptar, resignarse, vivir? Siempre la misma persona al lado mío, te amo, pero sos siempre la misma persona. La misma cama, la misma pared sucia pintada de azul. La misma cocina, el mismo mate. La misma avenida que todavía están señalizando, camino al mismo trabajo, en la misma calle. Los mismos compañeros, las mismas conversaciones, siempre de lunes a viernes. Los fines de semana siempre iguales: las mismas amigas, los mismos planes. Cambian las materias para estudiar, los exámenes para rendir: siempre es la misma costumbre. La misma ducha tibia, llena de hormigas, de humedad. La misma mascota, siempre igual de molesta y ansiosa. Yo, siempre la misma quejosa. ¿Es mi culpa? ¿Yo tengo que cambiar todo? No sé si quiero. Hay días que no cambio por nada lo que tengo. Digo, por favor, quedensé ahí hormigas, humedad, mate. No se muevan. Vos, te amo, no te vayas. Por favor. Otros días pienso en lo lejos que me gustaría estar, viviendo de vender café o ropa. De juntar kiwis como hacen todos en Nueva Zelanda. En México comiendo burritos. Tener un novio irlandés y aprender a tomar bebidas blancas sin quemarme o vomitar. Tener amigas en Ibiza y estar de fiesta todo el día y bailar y bailar y bailar. Busco en internet becas, viajes, trabajos. No termino haciendo nada porque SIEMPRE es 2 de Febrero y no hay NADA que pueda hacer para cambiarlo. NADA.

sábado, 14 de febrero de 2015

A propósito del amor y San Valentín

Siempre me gustó este poema de Ramón Paz, el de los pornosonetos

ahora estamos jugando a no querernos
a mentirnos secretos con amantes
ahora nos jactamos de inconstantes
y queremos rajar de estos infiernos
y a vos te quiero más que a la mañana
más que a todas las turras que me cruzo
mi corazón te busca como un buzo
perdido entre el naufragio y la campana
y vos quizá debajo de las capas
y las capas de bronca todavía
me querés como hacías algún día
cuando todo era nuevo en nuestros mapas
pero hagamos silencio simulemos
quizá en medio del caos nos reencontremos

sábado, 7 de febrero de 2015

Problemas de la vida moderna

Cosas que me hacen mal, necesito decirlo


1. Los taxistas que hablar por teléfono mientras me llevan.
Me pasó dos veces en un mismo día. Uno peleaba con la mujer en una avenida y el otro llevaba el celular atado al espejo retrovisor.
2. Los bares llenos de gente linda y perfumada. ¿Por qué tanta desesperación por gustar, por ser queridos? Deberían prohibir cierta cantidad de perfume sobre las personas.
3. Y la cerveza aguada.
4. Las personas que agregan la ese a todo. Vistes, comistes, salistes. No, nada.
5. El nuevo corte de pelo de mi perra.
6. Vivir al lado de una Iglesia y escuchar la misa.
7. Los recitales de verano. Sí, soy feliz, me gustan las cosas gratis, al aire libre. ¿Por qué tantas personas? ¿A todos les gusta la banda? Vamos, en serio.
8. Novios que hacen dos millones de cosas. Amigas que hacen dos millones de cosas. Y yo, que estoy leyendo "La cautiva" de Echeverría.
9. Las pinturas en vivo mientras toca una banda. Ni hablar del body painting. Ya que lo dije, los tatuajes de henna.
10. Todo lo anterior en Mar del Plata con 30 grados y picaduras de mosquito.
Sí, hay cosas más importantes. personas que se sacan miles de selfies, chicas que se anotan para ser la Reina del Mar, amigas que de la mañana a la noche no te hablan nunca más, libros con olor a humedad, el mueble que encargué hace dos días y van a tardar un mes en hacerlo. Haber cobrado y no tener más plata. Eso es terrible.



martes, 3 de febrero de 2015

Alberdi, Sarmiento y yo

Me voy del trabajo y me siento sola. Como incomprendida porque necesito ayuda y las personas están muy preocupadas con sus vidas adultas y yo me siento una molestia. Me voy. Me voy a mi casa porque tengo clases particulares de la carrera, de temas difíciles que nunca pude aprender. Me pregunto si la culpa fue mía o de los profesores. Como en el trabajo. ¿No aprendemos por falla de los demás? ¿De ambos? ¿Es responsabilidad de otros que nosotros sepamos algo? ¿Por qué nadie quiere enseñar lo que sabe? Creo que todos queremos sentirnos especiales y si todos sabemos lo mismo dejamos de ser imprescindibles. ¿Se aprende más si el camino es más difícil? ¿Nos hacemos mejores si nos frustramos y sentimos solos? ¿Por qué todo funciona con sacrificio? ¿No podemos ayudarnos y que sea más fácil? Es tan extraña la lógica del mundo, de las personas. Yo pienso que quiero ser diferente. Por favor, no ser como fulano, como mengana. Recordatorio, Agustina. No seas así. No te conviertas en eso. ¿Se puede? ¿Se puede estar mil años con la misma persona y seguir sonriendo, no convertirnos en un ogro? ¿Se puede ir al trabajo sin ser la chica estresada de los mil papeles que no tiene un segundo para hacer un chiste? ¿Se puede crecer y tener responsabilidades pero sin dejar de reír? Y eso que para mí la risa es una cosa más, como los besos, las caricias, las cosas lindas que a veces nos dicen. ¿En serio soy especial? ¿En serio no soy así? ¿Soy diferente porque no soy lo que son todos?
Mientras tanto Alberdi y Sarmiento se pelean. Me compre sus cartas y estoy leyendo sobre su polémica. Yo pienso y pienso y ellos se siguen peleando. Se pelean hace siglos. Yo empiezo una pelea con el mundo. No quiero ser lo que no quiero ser. Tiene que haber otra manera. ¿Dónde están las personas que nos demuestran que se puede? No voy a convertirme en algo que no quiero. ¿Es inevitable? ¿Hay cosas inevitables? Creo que no. Hacemos y deshacemos todo como queremos, somos los reyes del mundo. Después la culpa es de otro, del "destino". Alberdi y Sarmiento siguen con su polémica. Yo voy al almacén a comprar chauchas para una ensalada. En el camino pienso en ellos, en mí. Me faltan 500 palabras para cerrar una reseña que entrego estos días para una revista. Hoy fui al banco y las personas estaban enojadas, apuradas. No quiero eso. No quiero que "cansada" y "trabajo" sean mis palabras más nombradas. Basta. Hasta acá. Alberdi, Sarmiento, cualquiera, un ultimátum para mí, una carta de las suyas, dura, impactante, hiriente, que diga, "Agustina, no podés ser una persona enojada y cansada. Esperamos más de vos." Algo así.

domingo, 1 de febrero de 2015

Balance

En el 2014 me tatué, me corté el pelo tres veces y rendí cuatro finales. Pensé que iba a terminar de cursar y no pude. Me di con un caño por eso pero conseguí un trabajo en blanco y estable. Por el momento. Estoy pensando qué voy a hacer el 2015. Por lo pronto nos vamos un mes de viaje con Nicolás, el chico explorador. También quiero escribir más cuentos, estudiar. No son sueños, son proyectos. No me pregunten que quiero porque no lo sé, tampoco qué voy a hacer. Pero me gusta soñar, me gusta planear más que concretar. Por eso la vida tiene sentido. Si no pienso que voy a hacer algo, despertarse mañana lunes a las 8 de la mañana -o antes, debería despertarme antes- sería todavía más difícil. En el 2014 leí poesía en algunos eventos y festivales, gané una beca de investigación, pero también me sentí perdida y sola. Pinté mi casa. Ah, y tenemos una perrita viviendo en casa. Me acuerdo que Joaquín a su vuelta de Europa decía que (esperando cambios y noticias) nadie había hecho demasiado ni transformado nada. Me entristecí demasiado porque yo siempre tengo la ilusión de que hago cosas y cambio pero en el fondo entendía que era cierto. Y vos, qué haces para que todos los días no sean iguales, la misma cosa aburrida y terrible que después nos pega un domingo como hoy, nos hace preguntarnos por todo, dudar hasta de la vida misma. Dale, qué haces. Yo, qué hago. Eso, qué hago.