martes, 3 de febrero de 2015

Alberdi, Sarmiento y yo

Me voy del trabajo y me siento sola. Como incomprendida porque necesito ayuda y las personas están muy preocupadas con sus vidas adultas y yo me siento una molestia. Me voy. Me voy a mi casa porque tengo clases particulares de la carrera, de temas difíciles que nunca pude aprender. Me pregunto si la culpa fue mía o de los profesores. Como en el trabajo. ¿No aprendemos por falla de los demás? ¿De ambos? ¿Es responsabilidad de otros que nosotros sepamos algo? ¿Por qué nadie quiere enseñar lo que sabe? Creo que todos queremos sentirnos especiales y si todos sabemos lo mismo dejamos de ser imprescindibles. ¿Se aprende más si el camino es más difícil? ¿Nos hacemos mejores si nos frustramos y sentimos solos? ¿Por qué todo funciona con sacrificio? ¿No podemos ayudarnos y que sea más fácil? Es tan extraña la lógica del mundo, de las personas. Yo pienso que quiero ser diferente. Por favor, no ser como fulano, como mengana. Recordatorio, Agustina. No seas así. No te conviertas en eso. ¿Se puede? ¿Se puede estar mil años con la misma persona y seguir sonriendo, no convertirnos en un ogro? ¿Se puede ir al trabajo sin ser la chica estresada de los mil papeles que no tiene un segundo para hacer un chiste? ¿Se puede crecer y tener responsabilidades pero sin dejar de reír? Y eso que para mí la risa es una cosa más, como los besos, las caricias, las cosas lindas que a veces nos dicen. ¿En serio soy especial? ¿En serio no soy así? ¿Soy diferente porque no soy lo que son todos?
Mientras tanto Alberdi y Sarmiento se pelean. Me compre sus cartas y estoy leyendo sobre su polémica. Yo pienso y pienso y ellos se siguen peleando. Se pelean hace siglos. Yo empiezo una pelea con el mundo. No quiero ser lo que no quiero ser. Tiene que haber otra manera. ¿Dónde están las personas que nos demuestran que se puede? No voy a convertirme en algo que no quiero. ¿Es inevitable? ¿Hay cosas inevitables? Creo que no. Hacemos y deshacemos todo como queremos, somos los reyes del mundo. Después la culpa es de otro, del "destino". Alberdi y Sarmiento siguen con su polémica. Yo voy al almacén a comprar chauchas para una ensalada. En el camino pienso en ellos, en mí. Me faltan 500 palabras para cerrar una reseña que entrego estos días para una revista. Hoy fui al banco y las personas estaban enojadas, apuradas. No quiero eso. No quiero que "cansada" y "trabajo" sean mis palabras más nombradas. Basta. Hasta acá. Alberdi, Sarmiento, cualquiera, un ultimátum para mí, una carta de las suyas, dura, impactante, hiriente, que diga, "Agustina, no podés ser una persona enojada y cansada. Esperamos más de vos." Algo así.

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