viernes, 21 de noviembre de 2014

Cuando estoy triste escribo, más triste más escribo. Qué cliché. Que las ideas sólo nacen cuando estamos mal, tocando fondo, depresivos. Tan cliché que si llueve me condiciono por el clima y me entristezco de golpe. Tan cliché que me puedo caer pisando la cascara de una banana. Tan pero tan cliché, tan patética en realidad, que trabajo en el Ministerio de Trabajo. Me preguntan en dónde estás trabajando, y la frase "trabajo en el Ministerio de Trabajo" me parece redudante. Trabajo y punto. Soy un cliché. Lo soy tanto que duermo con bolsa de agua caliente, miro más de tres veces la misma película, tengo días y horarios estipulados para estudiar, para tener sexo, para dormir la siesta. Tan patética que escucho Glenn Miller y me vienen ganas de fumar. Tanto que me siento en la Segunda Guerra Mundial. Escribo pero no sueño, no tengo amigos. Escribo pero no me pagan. Trabajo en el Ministerio de Trabajo. Qué cliché.


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