miércoles, 17 de febrero de 2016

El despido

Hace varios meses que estamos esperando el telegrama de despido o el fin de nuestros contratos de trabajo. Con los días fuimos perdiendo las esperanzas (si es que son esperanzas) de seguir trabajando. En este tiempo, escuché de todo. Algunos me dijeron que estaba bien limpiar la basura del estado y otros que para mí, que soy "trabajadora e inteligente" "se cerraba una puerta pero se abrían mil ventanas". Palabras textuales. Bueno, en fin, no saber qué hacer con la vida de uno es una porquería. Cuando pienso en buscar otro trabajo, pienso que no voy a perder el actual y por el momento me conviene más que muchos otros. Y a la vez no tengo ganas de cambiar. Por fiaca, por negación, ignorancia o estupidez; por lo que sea. Pero claro, por qué hay que hacer algo con la vida? Siempre quise ser arrastrada, arrojada a los lugares y no tener que tomar decisiones imposibles como dejar un trabajo para tener otro. Escribo pero no puedo vivir de la escritura. ¿Alguien sabe por qué no podemos vivir de las cosas que no gustan? No, nadie lo sabe. Es probable que invierta toda mi vida tratando de responder esa pregunta. Escribo guiones pero no puedo dedicarme a eso y encima hacer dinero. Hoy me quedé dormida una hora en la cama y soñé que era cantante. No canto tan mal, podría ser mejor. Sin embargo, nada de lo que hago fuera de mi trabajo me da dinero. Soy de una generación a la que le dijeron que tenía que hacer lo que quería y le generara placer. Pero no sé porqué estoy siempre con tantas contradicciones.
Bueno, la situación es que en mi oficina están por reemplazar un jefe de otro planeta, por una mina de este planeta, donde los jefes son fachos y están obsesionados con el horario de llegada y de salida. Y acá estamos, mis compañeros y yo, llorando las migajas, peleando por un trabajo de cuarta. Es de cuarta porque vamos a ejecutar resoluciones de un gobierno al que no apoyamos, con el que no estamos de acuerdo. Es de cuarta porque con el paso de los años lo que se comprueba es que todos se burocratizan como máquinas. Podría seguir agregando pero dejo los demás detalles para la imaginación de quien lea.
Ahora pienso que ojalá haya ganado la beca de la universidad, ojalá los problemas se me resuelvan por magia y no tenga que poner nada de mí. Otras veces pido que no me echen y me den un tiempo más para ver qué hago. Siempre pido recibirme rápido y no puedo estudiar porque no tengo concentración...con tantas noticias y alertas. El grupo de whatsapp del trabajo se prende fuego a cada rato y aunque no quiera termino leyendo todo lo que escribieron.
Odio esperar y voy a tener que esperar. Estas cosas deberían estar prohibidas para la gente que padece ansiedad, digo, los contratos con fecha de vencimiento, estar esperando que renueven o que manden el despido.

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