A veces pienso cuando voy a Buenos Aires que me encantaría ser
la típica mujer porteña exitosa moderna que tiene el típico novio porteño
exitoso moderno y tener un departamento estilo revista Para Ti decoración en
algún barrio moderno como nosotros, donde toda la gente es famosa y divina y
trabajar de directora de cine o diseñadora de ropa usar anteojos grandes y ser vegana
open mind y free love new age y todo eso. Pero estoy casi segura que no podría
salir de mi reducto que vaya donde vaya voy a sentirme extranjera si no hay un
puerto con lobos marinos y olor a podrido, que tengo la sal del mar adherida al
pelo y en la cara para siempre.
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