lunes, 13 de noviembre de 2017

Soñé un libro

Soñé que daba vida a un escritor que no existía y que inventaba una obra para ganar una beca de Conicet. En un primer momento me pareció genial la idea de engañar a los demás y ser investigadora de una obra que se moldea de acuerdo a lo que se me ocurre a mí leer o encontrar. Como una investigación policial pero al revés: el detective,por mera afición o porque es un fracasado y tiene tiempo para perder, inventa un misterio y lo resuelve. Demasiado borgeano (¿qué sueños no son borgeanos?). También me recuerda a una película de Woody Allen donde un aspirante a escritor le roba la obra al amigo y a "El artista" de Cohn Duprat. El enfermero que hace pintar al viejo. Como no me animo a hacer esas cosas en la vida real (me descubrirían o no pasaría nada) me decidí a escribirlo como ficción. Pero no quiero escribir la historia de un hombre desdoblado o del típico falsificador sino la de alguien que mientras hace algo (inventar una obra, la suya pero que necesariamente tiene que ser de otro) para conseguir lo que cree como su principal deseo (ser investigador o becario,  profesor universitario) descubre en lo otro (lo que serviría supuestamente como "medium") su verdadera pasión y un talento. Es un tema trillado, lo sé desde el principio, pero puede terminar siendo lateral en una novela o la excusa, y siempre, siempre, lo que se impone es la escritura no el argumento.

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