jueves, 11 de junio de 2015

Se fue

Ya regalé a mi perrita... Lo que en principio está bien en la mente nunca se traduce tal cual a los impulsos y sentimientos. Siento un vacío horrible, como un miedo a la muerte, a la soledad. Nicolás tres días en La Plata, yo acá con tres millones de cosas. Y dos viejos jubilados solos que viven enfrente a otra plaza con todo el tiempo del mundo se la llevaron. Sé que la quisieron cuando la vieron y son buenas personas. Se les murió hace poco su perrita de catorce años. Se abre un agujero en una casa, se cierra otro en algún lugar. Así es todo, o no. Tristezas por todos lados. ¿Cuántas personas lloran porque extrañan? ¿Cuántas ausencias hay en el mundo a esta hora? ¿Seré yo sola? ¿Y si me equivoqué? En secreto, espero que no se adapte o no la quieran para que vuelva a mi, a nosotros. Pero sé que no puedo darle nada, entonces espero que sea feliz. Aunque no pueda ahorrarme el llanto cuando miro sus huesitos de mentira, su hueco en el sillón.

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