lunes, 16 de noviembre de 2015

Mi novio soñó que me ahogaba

Escucho canciones que se tocan con un acordeón. No puedo leer, no cocino más, no trabajo, no tengo ganas de bañarme, de dormir, de fumar, de nada. Hasta que no arruine mi relación no voy a estar tranquila. Es como algo que me pica, me molesta, me zumba en el oído y no puedo concentrarme. Estuve mirando posgrados en Estados Unidos, en otros lugares, para irme, pensando cuál es la mejor salida de una relación. A veces me convenzo de que la culpa es mía y nunca voy a ser feliz, en esta relación ni en ninguna. No puedo hablar de otra cosa. Ni siquiera entiendo cómo hay personas que leen mi blog. Siempre pensé que estaba sola acá, hablando conmigo misma. Después pienso que enamorarme de nuevo puede ser una salida feliz para mí (siendo muy egoísta con los demás) pero nadie se enamora. Ni yo ni los hombres que me gustan. Otras veces se me ocurre (como en una de las peores películas de Woody Allen) que puedo hacer de cupido entre mi novio y alguna chica que sea para él. Alguna kinesiologa o nutricionista. Alguien que tenga sus bondad, sensibilidad, organización y constancia. Alguien que quiera a su familia, que quiera tener hijos y anotarse en el procrear. Mi novio no es así de aburrido y básico pero cada vez estoy más convencida de que es lo que quiere. No me propone otra cosa, nunca me habló de otros planes para el futuro que no se parecieran a tener una buena vida, viajar, tener una casa e hijos. Hace unos días soñó que me proponía matrimonio. En vez de darme un anillo dejaba en el fondo de la pileta de la cocina un vestido blanco de casamiento. Abría el agua para que corriera fuerte y una vez que todo estuviese inundado yo viese al vestido blanco flotando e interpretara (!!!) que eso era una propuesta de matrimonio. Pero cuando él me llamaba yo estaba ahogándome en la cocina con el agua de la canilla abierta. Me llamaba y yo nunca contestaba; cuando se acercaba a la cocina me sacudía pero ya era muy tarde. Le pedí que reflexionara, que soñar que me ahogaba con la propuesta de matrimoino era un sueño terrible, gráfico, ilustrativo y preocupante. Le dije que me sentía como en su sueño pero no me hizo caso y me dijo, como Calderón de la Barca, que los sueños, sueños son.

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