martes, 17 de noviembre de 2015

Tengo la teoría

Bue, que la lluvia favorece a la depresión no es nada nuevo, aunque tengo la teoría. Que yo vivo deprimida tampoco. Pero llueve y estoy triste. Qué cliché. Me deprimen los clichés. Yo soy un cliché, ya lo dije, ¡qué cliché! Hoy conocí Miramar y me deprimí. Si viviera en Miramar y lloviera como hoy estaría peor. Tengo la teoría de que hay ciudades más depresivas que otras. Edificios de 45 departamento con persianas cerradas, calles de barro, portones de colores. Una de esas calles se llamaba "El Porvenir". El porvenir, qué concepto extraño. Tiene un matiz positivo inexplicable. A mi, el futuro me deprime. Pero porvenir y futuro no son sinónimos, o sí. Me entusiasmé con tener un amante que viviera en el campo, en el porvenir y me contará de qué se trata eso. Un amante inocente que se enamore de mi y todo fuese como una novela del siglo XIX en la que se oponen ciudad y campo, civilización y barbarie. Puede transcurrir durante la época de Rosas. Y él me cuenta del porvenir, del 2015 en adelante, de cómo yo cumplo todos mis sueños y no me quejo nunca más de nada.
Pero hoy me di cuenta que no voy a encontrar a ese amante ni a ninguno. ¿Cómo alguien puede quererme? Mi novio, por ejemplo, no me habla más. Tengo la teoría de que nadie puede quererme sinceramente porque yo no puedo trasmitir felicidad a nadie. Y todos buscan alguien que los haga sentir bien. Me odio por hablar como un libro de autoayuda. Podría escribir uno. Autoayuda para empleados públicos. Suena prometedor. Suena a éxito editorial. Voy a escribir un libro sobre el trabajo para no trabajar nunca más. Es mi mejor idea. Tengo teorías, de vez en cuando tengo ideas. Ideas que no cumplo y seguramente nunca cumpla. No puedo hacer feliz a nadie pero quiero que alguien, un amante del siglo XIX o del siglo XXI, de la época de Rosas o de Cristina, venga a hacerme feliz. Dejaría a mi novio y a mi perra, podríamos fugarnos lejos, escondernos y me regalaría flores y abrazaría todo el tiempo. Me abrazaría porque sino podría fugarme de él también. Es el porvenir o podría serlo. No, eso no es el futuro. Esos son pensamientos sin fundamentos, no son teorías, tampoco son sueños. No quiero nada, tengo la teoría.

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