miércoles, 8 de abril de 2015

Demasiado zen

Voy a clases de canto todos los miércoles. No lo digo a todo el mundo porque es como aprender idiomas y que te digan "dale, habla". Me da vergüenza. Ahí me di cuenta cuánto miedo tengo de hacer cosas nuevas y más miedo de que me salgan mal. Mi profesora de canto además de eso es psicóloga. Le robé el contacto a una amiga con la que ya no hablo. Ir a canto me acerca un poco a ella. Cada vez que voy me acuerdo de que empezamos a ser amigas cuando ella iba a canto. ¿Será una forma muy rebuscada de buscarla? No sé porqué dejamos de hablarnos pero son esas cosas que suceden como si nada y después se vuelven costumbre. También me la recomendó un amigo a la profesora que la fue a ver cantar y también quería empezar pero finalmente no lo hizo. En fin. Ella es psicóloga. Me dice que basta de miedo, de pudores, que no importa desafinar ni "dar en la nota". Un día me dijo que tenía buena voz para acompañar una voz principal. Por lo adaptable, por la armonía. "Corista", le dije. "Siempre segunda, nunca protagonista". No sé de dónde saqué eso. En realidad no creo haber sido segunda en casi nada. Fui la primera hija, fui primera escolta, primera novia de varios. Qué se yo. Creo que siempre me sentí segundona. Mis hermanas fueron llegando y quizás me sentí desplazada. No sé. La cuestión es que ella es psicóloga y eso me inhibe un poco. Pero cantando descubrí no importa hacer las cosas para ganar dinero o ser el mejor.
Mañana voy a leer en el museo en un festival y me da vergüenza. ¿Por qué me pongo nerviosa con todo lo que implique público? A veces es una persona o dos, ni siquiera se trata de grandes escenarios. Cuántas cosas haría sin miedo, sin timidez. A la vez es así como soy y no puedo cambiarlo. Por ahí alguien se enamoró de mí porque era tímida o causó gracia en alguna ocasión. No todo lo que parece malo en verdad lo es. Nunca hay que subestimar los defectos. ¿Es demasiado zen? 

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